domingo, 29 de junio de 2014

Los sueños son importantes, más los caminos también… (la cumbre siempre estará allí)

     Los sueños son importantes, más los caminos también…                                                       (la cumbre siempre estará allí)  

                         Páramo de Santo Domingo. Mérida. Vzla.                                                                           Nov. 2013   © amorenot

Qué bueno que finalmente hemos tomado decisión de emprender el camino, que ya resolvimos hacia dónde queremos ir, cuales son los sueños que definitivamente estamos empeñados en convertir en realidad. Ya pasamos los momentos de sentarnos en un lado en el camino y pensarlo, ya decidimos comprar un ticket sin retorno, hemos dado nuestros pasos interiores.

Tomamos el camino... recuerdo cuando poníamos en nuestra mente subir alguno de esos picos nevados que todos hemos soñado lograr, para desde allí ver las nubes a nuestros pies y a lo lejos los valles, los ríos, esa ciudad que nos agobiaba, aún recuerdo que al iniciar esos caminos veíamos a lo lejos la cumbre, en otros casos sabíamos que estaba allí tras otras montañas que nos separaban de ellas.

Al recorrer el camino, esa cumbre que veíamos clara se nos escondía, era extraño, entre más nos acercábamos a ella muchas veces era más difícil verla, pero teníamos la certeza que estaba allí.

Seguro recordar que en el inicio del camino, teníamos un enorme entusiasmo, estábamos con el corazón y nuestras piernas frescas y al recorrer unas horas había cansancio, el camino se hacía rudo, pero en el fondo siempre sabíamos que la cumbre estaba allí, que nos esperaba, que podría ser que nos demorásemos algo más, pero hacia allí seguíamos.

También nos encontramos en esos caminos con logros espectaculares, aun no llegábamos y la naturaleza nos premiaba, una bella vista, un paraje, un camino sombreado y un riachuelo de agua que nos refrescaba. Qué bueno, eso nos hacía olvidarnos del polvo, de las empinadas cuestas y hasta del hambre y lo mejor nuestro cuerpo se acostumbraba al andar y aun con energías gastadas teníamos más fortaleza... la cumbre seguía allí.

                               Pico BolívarMérida. Vzla.                                                                                              Jun 2012   © amorenot

Y al fin después de uno o varios días de marcha, sorteamos un recodo y espectacularmente la cumbre se aparecía, cual si pudiésemos tomarla con la mano, aun no llegábamos, pero la certeza que gran parte del esfuerzo estaba echo nos acercaba impresionantemente a ella, las fuerzas se multiplicaban, el aire muchas veces helado entraba en nuestro pulmones e hinchaba nuestro corazón. En muchos de esos momentos hicimos un alto, ya lo recorrido no importaba, de ese camino habíamos aprendido, en él, en muchos casos también nos perdimos, nuestro cuerpo estuvo adolorido y al final ya no sabíamos si el camino forma parte de nosotros, o nosotros de él. 

Reconocimos que sin camino no hay cumbre, ella estaba allí más el camino también estaba allí. Así deben de estar presentes nuestros sueños, más así también debemos de reconocer nuestros planes.

Nunca menospreciemos todo lo que hemos de hacer para llegar a nuestras metas. Tomemos de todo ese esfuerzo las partes más importantes, los aprendizajes, tomemos como aliento, todos esos pequeños logros que la vida nos va poniendo si hacemos camino, llenemos nuestros corazones de ese aire fresco de estar en un nivel más alto de cuando comenzamos, refresquemos nuestros conocimientos con los arroyos de enseñanzas que encontremos a nuestro paso, desechemos los tropiezos, las rutas perdidas, las murallas franqueadas, vayamos cambiando nuestras chaquetas, que los climas están cambiado, recordemos que solo podemos rehacer el camino para traer con nosotros... si así lo quieren, a quienes también se merecen estas cumbres.

Los sueños son importantes, más los caminos también… que al final la cumbre siempre estará allí.   

Alberto Moreno T.
29 de Junio de 2014


1 comentario:

Tu respetuoso comentario, siempre sera bien venido, al escuchar nutrimos nuestras mentes.

Ing. Alberto Moreno T.