Tomemos la valija... que está en casa y avancemos.
Muchos regresando de disfrutar las vacaciones de verano o de un descanso
de invierno (depende de la latitud), recordaran que los días antes de la
partida, nos hacíamos preguntas: ¿qué tengo que llevar, será que hace mucho
calor (o frío) y de calzado que llevo?, muy importante llevar todo lo de los
hijos o de los abuelos, que no se quedase nada, repasamos cómo será el camino,
donde pararemos a tomar algo, o si donde lleguemos, habrá lo necesario.
Los más osados, que escogieron ir de paseo rural o inclusive escalar una
montaña, seguro que revisaron si tenían el mapa, la ruta y muy importante la
brújula, ¡que pasa amigo ahora se usa, el GPS! siempre lo hicieron con un destino pre
escogido, ya definido, pocos a la aventura y aun así, con un sentido importante
de pasarla bien.
Todo esto muy bien, pero aun con un GPS, tenemos que definir de donde
estamos partiendo, dónde está nuestra casa, el punto de arranque, un
buen análisis de dónde y cómo estamos antes de partir, nos ayudará al bien
llegar.
Muchos pensarán y eso que importa si lo que interesa es a dónde vamos
finalmente, cuáles son nuestros deseos y sueños, cómo son los paisajes que
deseamos disfrutar. Sí, de eso hemos hablado en otras ocasiones, hemos definido
nuestras metas, las hemos clarificado, hemos diseñado la ruta, el camino, pero
muy seguro que todo esto estará bien hecho, si también sabemos perfectamente
donde estamos al inicio.
Voy a imaginarme un viaje: “Mi meta es llegar hasta las cumbre del Pico
Bolívar en Venezuela, he realizado la lista de los implementos y ropa para la
ruta, también he tomado del Internet un listado del menú de alimentación para
los diez días que me llevará subir a esta montaña, tengo todo un juego de
planos físicos, he bajado una actualización del GPS…”, bueno casi todo listo, si casi todo, porque aún
no he dicho de dónde voy a partir y qué tengo... esto pareciera obvio.
Vamos a continuación a explicar por qué no es tan obvio, es verdad que
tenemos definido a donde vamos, y que es lo necesario para llevar, pero ¿desde qué
punto estamos partiendo?… New York, Roma, Antofagasta, cada uno de esos
puntos significa una planificación diferente. Revisamos lo necesario para este
viaje, incluyendo las rutas y el camino final de nuestra escalada, revisamos lo
que tenemos en casa, en nuestro guardarropa y en el baúl de implementos de
alpinismo, tenemos que ver y revisar todo, de dónde, cómo, con qué y cuándo
partimos. Es muy probable, que nuestro punto de inicio requiera, que el plan de
viaje hasta el pie de la montaña sea tan o más importante, que la ruta en la
misma montaña.
Cuando nos preparamos a un viaje de sueños y metas personales, aún es
más complejo y más necesario el análisis desde dónde y con qué contamos, tenemos
que revisar nuestro punto físico de partida, más también nuestro estado
espiritual, mental, de formación y educación en el que estamos y con el que
contamos, nuestras competencias y nuestras debilidades.
Si es verdad que he hablado de los sueños, de las metas, de
nuestros mapas y nuestras brújula o GPS interior, pero como en todo viaje,
debemos de marcar en ese mapa el punto en el que estamos, orientarnos, hacia
dónde queda el norte y cuál el punto cardinal de nuestro fin, para saber que tenemos en casa para preparar
nuestra valija y qué poner en ella.
Nuestra casa, esta zona de confort actual, el cómo nos sentimos en este
momento, más felices o a disgusto, tranquilos o ansiosos, este punto físico en
la tierra, de nuestro país y ciudad, debemos identificarlo, pudiera no ser
necesario trasladarnos físicamente para realizar nuestros sueños, pero eso
forma parte de la ruta, de ese diseño, no nos moveremos físicamente ya estamos
en la meta, pero si hemos de viajar profesional, espiritual, anímica o por
salud, el saber dónde, cómo y en el tiempo en el que estamos es muy importante.
En pocas palabras debemos poner los pies en la tierra y los
pensamientos sobre nuestros hombros. Con la valija preparada, con las ropas y
las emociones de iniciar un nuevo viaje, con el plan de ruta claro, de
principio a fin, con nuestras metas claras, con el compromiso de hacer el
viaje, aunque en algún momento pudiera ser difícil y con la seguridad que al
conseguir los sueños, la pasión los convertirá en la felicidad ansiada.
Conocer de dónde partimos nos dará la seguridad de cuanto hemos
avanzado... tomemos la valija que está en casa y avancemos.
Alberto Moreno T.
14 de
Septiembre de 2104
Siempre caminar y nunca instalarse. Es lo peor que nos puede pasar. Estupendo. Un abrazo
ResponderBorrarGracias Katy, siempre tan consecuente. Saludos en tu tierra desde Venezuela. Bellas las fotos que has publicado.
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