domingo, 27 de julio de 2014

Construye talentos...

Construye talentos y derrumba murallas


Cuántas veces hemos tenido la necesidad de  hacer algo nuevo la vida, para la que no pensábamos estar preparados y hemos logrado salir adelante de forma airosa.


                        Logroño, La Rioja. España.                                                    Dic 2012 © amorenot

Desde antes del nacimiento, los seres vivos y por supuesto los humanos vivimos en un constante aprendizaje, mucho de ese aprendizaje es no formal, se da por naturaleza, por instinto, paulatinamente con el transcurrir de cada evento de vida. Otros muchos aprendizajes son más formales o inducidos por el entorno, ya sea familiar, colectivo, hasta llegar al aprendizaje dirigido, escolarizado y podría decirse especializado.

Todo el aprendizaje, en especial el no formal, es una red de pequeñas informaciones que nuestro sistema fisiológico y cognoscitivo ha ido capturando para formar un conjunto complejo de conocimientos, muchos de los cuales han registrado en nuestro subconsciente y con los que enfrentamos desde los primarios procesos de supervivencia, hasta los más complejos procesos del habla, de la escritura, del pensamiento, pasando por el registro de las palabras y sus significados.

Cuando en nuestro día a día necesitamos tomar decisiones, vamos a nuestra biblioteca de aprendizajes naturales, de habilidades, de conocimientos formales adquiridos y muchas veces de una forma natural sin darnos cuenta, formalizamos el objetivo, lo que queremos realizar y ejecutamos los pasos aprendidos para el logro de nuestras necesidades.

Ahora quiero que nos imaginemos que estamos "sentados en un lado del camino" repensando nuestros sueños, antes de tomar la decisión de qué hacer para lograrlo, pues bueno, allí debemos buscar de una forma más consciente, esos recursos, esas habilidades, esas competencias, para poder tanto construir ese sueño de forma realista, como para abrir el mapa y definir la ruta a seguir.

Estamos llenos de competencias inimaginables, más aun si hemos podido hacer un aprendizaje formal y hasta especializado, que no obligatoriamente necesario. Esas competencias deberíamos en lo posible poder tenerlas en diferentes mochilas, en diferentes maletas de viaje, no siempre es necesario cargar con todo aunque el conocimiento no pesa. Por una tendencia de formarse por formarse, en algunos casos nos llenamos de demasiados cursos, estudios y hasta doctorados, que no tienen razón de ser con nuestro sentido de vida, incluso las empresas para las que laboramos nos incluyen en planes de carrera no estudiados. La formación por el solo hecho de la formación no conduce a muchos lugares, por lo que también en nuestros aprendizajes formales debemos trazarnos metas, sueños, escalones, en función a ser posible de esas grandes metas de nuestra vida y poder cargar luego con aprendizajes valioso y no con diplomas innecesarios.

Es muy importante que propiciemos que nuestra mente, que nuestra parte consciente aprenda a reconocer esa gran magnitud de aprendizajes formales y no formales, con los cuales principalmente llenamos de energía nuestro tanque, para comprometernos con nuestros ideales, con las rutas a nuestros sueños, esos aprendizajes en conjunto refuerzan nuestros valores de superación: fortaleza, tesón, coherencia, voluntad, autoestima...

Los caminos están llenos de dificultades, de rutas empinadas, tienen murallas en el medio y en cada uno de esos trechos debemos de hacer uso tan consciente como podamos, de esas habilidades y competencias que hemos adquirido; también son necesarias esas habilidades y también esos valores formados, para transcurrir por las rutas más tranquilas de nuestras vidas, pero que en muchos casos por facilidad es donde nos perdemos, allí debemos de tener el don de la tenacidad, de la sencillez, así como de la amistad y sinceridad para con quien nos acompaña, ellos nos ayudarán mantenernos en nuestras rutas y no caer en zona de confort.

Ah muy importante... es reconocer que no siempre tendremos todas las habilidades para enfrentar nuestros retos, eso no significa no poder superarlos, para ello normalmente la humildad es la madre de las virtudes y por qué? porque debemos de ser humildes para reconocer nuestras limitaciones y hacer uso de la amistad y el respeto, para solicitar una mano que nos ayude, nos aliente, nos empuje y de ser necesario nos acompañen, compartir caminos aminora las cargas y acorta los tiempos.

Recuerda... tus talentos, tus competencias son las mejores herramientas para  derrumbar murallas y construir caminos a los sueños.

Alberto Moreno T.
27 de Julio de 2014

jueves, 24 de julio de 2014

Construyendo escaleras...

Construyendo Escaleras y puentes

Tenemos siempre en mente que nuestros sueños  están allá arriba, por eso también muchos percibimos que llegar a nuestros sueños es siempre forzado, cuesta arriba, difícil y en principio vamos a considerarlo así, pero no es exactamente cierto.


 Finca Galea. Lugo. España.                                                    sep 2011 © amorenot 


En la mayoría de mis anteriores entradas a este blog, he hablado de caminos, de ríos como las rutas a nuestros sueños y para identificar los problemas, las creencias limitantes, de las murallas como las dificultades y eso tiene una razón de ser, la vida es un fluir, es constantemente ir de un lugar a otro, física o espiritualmente, es empezar en algo para terminar en ese mismo algo pero en otra dimensión, cuando vivimos aunque no lo establezcamos de forma definida, estamos constantemente transitando hacia nuestras metas, aun por pequeñas que sean, derribando barreras, pendiente de llegar a algo... somos  el agua del río, somos el caminante de nuestro camino...

Cuando estamos habitualmente en ese estado de comodidad, en ese no querer arriesgar, en esa zona de confort, estamos como el agua estancada, sin fuerzas, sin definición, estamos como el caminante detenido, sin rumbo en un estar sin razón, sin emoción de ir en ninguna dirección.

Cada día de nuestras vidas, en el aquí y en el ahora, no es una situación inmóvil,  no es incongruente con el pensar en el futuro, en esos sueños, en nuestras metas, el estar en el aquí y en al ahora, es construir escaleras, es construir pasarelas, es hacer de cada día un peldaño a ese querer ser, es construir un puente o al menos parte de él, para salir de la zona de confort, es arriesgar a dar una paso, no importa en qué dirección.

Nuestros sueños, nuestras metas no necesariamente están más arriba, están en esa dimensión donde nos sentimos satisfechos. Nuestros sueños pudieran inclusive no requerir mucho esfuerzo físico, material para lograrlo, nuestros sueños muchas veces están al pasar el puente de cómo nos sentimos con lo que somos, con lo que tenemos, son consciencia plena,  son mindfullness. El derribar la muralla que tenemos en frente, normalmente es más fácil de lo que creemos, siempre es más débil, más frágil más imaginaria que lo que sentimos, es quitarla piedra a piedra hasta que la muralla deja de serlo, hasta que las limitantes no existen, es dejar correr ese río interior, de forma leve, casi como un murmullo, nuestros sueños muchas veces están a nuestro nivel, solo que nosotros mismos no los logramos disfrutar, mirémonos, es muy probable que estemos muy cerca de lo que queremos ser..

Cada peldaño que construimos, cada día de nuestras vidas, cada fluir de nuestro ser, cada paso del camino ya de por si es un logro, ya de por si es una ganancia, una escalera no existe sin peldaños, no podremos llegar al final sin el paso a paso, al contrario no es cómodo saltarnos escalones, cada paso en un puente es como cada peldaño, no podremos ir  al otro lado sin transitarlo. 

Nuestra zona de confort la vemos rodeada de precipicios, de murallas y por ese estar allí sin riesgos, no tomamos la escalera para subir al inicio de la nueva ruta, no cruzamos el puente, no desmontamos esas creencias que nos tienen atrapado, no damos el paso a entrar en otra dimensión que finalmente estará más cercana de nuestras metas, de nuestros sueños.

Tenemos que entender que eso que llamamos felicidad, no es un punto concreto, físico, no es esa bolsa llena de monedas, la felicidad es un estado continuo, donde  logramos el equilibrio entre lo que tenemos física, mentalmente y espiritualmente.

La verdadera felicidad normalmente está llena de afectos, está llena de sentimientos de seguridad, esta plena de un estado de libertad mental, las barreras no tienen significación, la felicidad no es comparable, ¡no se puede ser más feliz, se es feliz!, se puede compartir pero no se puede entregar, nuestra felicidad no necesariamente es la misma de quien nos acompaña. Lo que sí es importante es que la felicidad irradia, como irradia el no sentirse feliz, la felicidad es un opción, "para ser feliz hay que dejar de ser infeliz".

Cada paso de peldaño, debe de ser una opción para ser feliz, debe de ser una opción para alejarnos de las toxinas mentales que nos agobian, cada transcurrir de nuestros puentes, de nuestros caminos, deben ser para alejarnos de nuestro ego. 

Debemos de construir nuestras escaleras, debemos de tirar puentes, muy posiblemente a donde primero tenemos que subir es a nuestro corazón.

Alberto Moreno T.
24 de Julio de 2014




martes, 22 de julio de 2014

Quemar el Puente... (o perder la oportunidad de dar el primer paso)

Quemar el Puente... (o perder la oportunidad de dar el primer paso)

Laguna de Mucubaji. Mérida.                                                                                                Marzo 2013  © amorenot

Hace ya muchos años, cuando aún tenía buena resistencia para caminar los páramos de mi tierra Merideña en mi Amada Venezuela, un compañero y yo transitamos por una de esas bellas travesías en busca de nieves eternas y como normalmente hacíamos, llegamos a un paso donde estaba construido un rudimentario puente sobre cabillas clavadas en la roca y unos inestables y muy estrechos tablones (quienes hubiesen realizado esta travesía hacia la Laguna Verde sabrán de que puente hablo) y al estar allí pudimos ver que el puente estaba quemado, a duras penas pasamos, pero tomamos la decisión de terminar de derribar el puente, estábamos conscientes que al regresar deberíamos sortear aquel lugar caminando quizás mucho más de una hora por trechos sin ningun camino, mas también estábamos conscientes del riesgo para otros caminantes de intentar pasar el Puente Quemado y perder el equilibrio con seguro muy fatales consecuencias.

Hoy me pongo a pensar en todas aquellas situaciones donde de forma apresurada y con decisiones irreversibles, nosotros mismos quemamos el puente, juzgando a quien está en la otra orilla, sin haber tan siquiera pensado, si el que tenía que haber dado el primer paso para cruzarlo e ir al encuentro de la otra parte teníamos que haber sido nosotros, quemamos el puente porque en muchas oportunidades es más fácil no ver ni escuchar al otro, que tratar de verificar que nos tiene que decir, se nos hace difícil argumentar y quemamos los puentes, no pensamos lo difícil que va ser lograr llegar al otro lado cuando regresemos, no tenemos la valentía de pasar sobre un puente que aunque tambaleante nos une a la otra parte. Quemamos el puente porque no sabemos reconocer que no todas las verdades están con nosotros y que si pasamos hemos de descubrir y aceptar las verdades del otro.


O no era más aconsejable haber puesto en aquel puente una señal de advertencia y dejar las maltrechas tablas para ayudar a reconstruir el puente... Ya hoy lamentarme no sirve de nada, pero tomar el hecho como escuela sí, porque hoy hay muchos puentes que están semi-destruidos, maltrechos pero puentes al fin, siempre servirán para intentar reconstruirlos y fortalecerlos, siempre servirán para poder intentar dar el primer paso e ir al encuentro del otro, sin poner muchas condiciones, seguro que de nuestra mochila también se pueden sacar algunas cargas que no favorecen el tránsito, seguro que así será más fácil que el puente resista.

Nuevamente hoy les pido construyamos puentes, caminos, vías (que no hay una sola), pero no nos neguemos el derecho de pasar al otro lado con la siempre antipática frase: “ellos son los que tienen que dar el primer paso” o es que de verdad nuestras mochilas están muy cargadas y tenemos el temor de caer al pasar.

martes, 15 de julio de 2014

Encuentra un compañero de viaje... y tendrás un maestro

Encuentra un compañero de viaje...

Hoy vuelvo sobre una de  mis anteriores entradas en este Blog: "Sentémonos antes de hacer camino", en ese momento escribí: "si necesitamos nos hemos hacer de compañía y contar nuestros sueños a alguien que nos guíe, que nos de fortaleza, que nos de entendimiento del camino..."

       Finca Galea. Lugo. España.                                                                                                           Sep 2011  © amorenot

Este andar diario de vida, de trabajo, en nuestro hogar, en la sociedad, intentando liderar un equipo o simplemente perteneciendo a un grupo, nos enfrenta con algo sustantivo en nuestras vidas como seres humanos, que es el convivir, es decir compartir la vida, es el poner el hombro para lograr que junto a otros logremos éxitos y satisfacciones colectivas.

Seguro que nuestras misiones, visiones, sueños, nuestro deseo de sentirnos realizados, felices, apasionados, no son las mismas de nuestros compañeros, quizás donde más se comparten o asemejan estas metas, es en la vida de pareja y aun así cada uno tenemos una forma diferente de ver la cima común, a la que hemos decido subir, una forma distinta de caminar la ruta y otro sentido final de lo buscado.

Ese amigo, ese compañero, esa pareja, ese Coach, ese mentor... lo que sí es seguro es que debemos encontrarlo con el sentido de que nos ayude, auxilie o acompañe, que tenga el interés de prestarnos su mapa, de motivarnos a buscar en nuestras mochilas los recursos para hacer la vía.

Si encontramos esa persona ideal o lo más ideal posible, seguro que en muchos casos pensarás que no está contigo, porque normalmente cuando un compañero de viaje es bueno, se mimetiza, hace silencios, te escucha, como se dice en términos de  coaching hace rapport contigo, no lo sientes, no te quita protagonismo, solo estará allí para darte aliento, para verificar que compartas el ahora y el aquí de tu ruta contigo mismo, como el mejor alimento para seguir la vía hacia tus sueños, sin desfallecer, sin que tu ego te atrape y te frene. Será como un remero que te acompaña a tu destino, siempre estará a tu ritmo.

Así como tu compañero se acompasa contigo, te hace espejo, dale a él tu sentir de la forma más franca, entrega tus temores y satisfacciones, esa será la mejor manera en que tu pareja, tu Coach reconozca que vas por la ruta segura, lo haces con asertividad y compromiso, así podrá lograr que encuentres el mapa correcto, uses la mejor competencia que tienes para la ruta, hará que, como los ciclistas, encuentres la perfecta relación en los pedales, para que tu energía rinda al máximo.

Es muy probable que tu pareja no te acompañe todo el camino... no creas que eso ha sido malo, que te ha abandonado, en muchos casos tu pareja sabe que tu andas más rápido y cierto sin ella que cuando te acompaña, reconoce que te ha dejado la capacidad de encontrar la forma de avanzar a tu mejor ritmo, construyendo finalmente tus misiones, tu visiones, tus metas... TUS SUEÑOS, ella también tiene su ruta.

Recuerda a esa pareja de viaje, como ese maestro de nuestra infancia del que nunca nos olvidaremos porque estuvo allí sin que nosotros lo notásemos y fuimos sinceros en su presencia.

Sal a caminar, encuentra un compañero de viaje y si lo respetas...tendrás un maestro, que te dará fortaleza y entendimiento del camino.

Alberto Moreno T.
15 Julio 2014

domingo, 6 de julio de 2014

Salí a comprar Felicidad y me encontre un Castells

Salí a comprar Felicidad...

En las rutas de la vida, muchas veces nos empeñamos  en tomar un rumbo y lo emprendemos, ya lo hemos hablado y es importante que nos determinemos a iniciar los pasos en la compra de nuestra felicidad, en el logro de nuestros objetivos, en llegar a la cima de nuestros sueños.

Hace poco tiempo tuve la oportunidad observar una presentación, más que una presentación una de las más importantes competencias de Castells de Cataluña, el día de la Merce,  quienes han presenciado ese espectáculo o alguno similar, podrán reconocer que es una de las más emocionantes y bellas vivencias que se pueda tener, de una actividad colectiva.


Los Castells, una tradición bicentenaria arraigada en Cataluña, España y declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco (1): "esta manifestación cultural basa su "espectacularidad"  en la auto superación: "Para sentirse ganador no tiene que perder nadie"... se borran las "jerarquías" y no hay individualidades.”




Entre otras características, los Castellers han de tener: ¡Fuerza!, ¡Equilibrio!, ¡Valor! y  ¡Cordura!,  como también: constancia, trabajo, esfuerzo, regularidad, confianza, compenetración, hermandad...

En la construcción de un Castell, es tan importante la Pinya (base numerosa de casteller) como el tronc o columna y la enxaneta (normalmente uno de los más chiquillos de la Colla), que finalmente logra la cumbre haciendo la aleta, para dar por cargado el Castell.


Castells, Plaza San Jaume. Barcelona.
Sep 2013  © amorenot


Todos son importantes, el equilibrio del Castell se basa, en el equilibrio de sus integrantes, equilibrio no solo físico,  más aun mental y grupal. Sus competencias se complementan.

Debemos tener las características de los Castellers; con nuestros conocimientos y formación 
sobre nuestra realidad construiremos   la Pinya , la meta determinará el tronc,  que guiará a nuestra enxaneta, (ese poder interior que  tenemos para subir por la columna o camino al tope de nuestros sueños) y con un proceso de auto superación, basado en  trabajo, constancia, regularidad, esfuerzo e importante: compenetración y hermandad, podremos levantar la mano en señal del logro de nuestra felicidad y dar por Cargado nuestro Castillo.

Mudemos nuestros miedos, apoyemos y apoyémonos en nuestros compañeros de vida, en la familia, en el trabajo, en la sociedad. Empeñémonos en construir esa meta, ese castillo, practiquemos el equilibrio interior y material, paulatinamente formemos cada nivel de esa torre, reforcemos la ruta con la coherencia, como los Castellers al asirse unos a otros, finalmente y lograremos más altura que la imaginada y podremos estar aleteando nuestros sueños.

Así que salgamos a comprar Felicidad y construyamos nuestro Castells.

Alberto Moreno T.
06 de julio de 2014

(1) http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&RL=00364



Ing. Alberto Moreno T.