martes, 22 de julio de 2014

Quemar el Puente... (o perder la oportunidad de dar el primer paso)

Quemar el Puente... (o perder la oportunidad de dar el primer paso)

Laguna de Mucubaji. Mérida.                                                                                                Marzo 2013  © amorenot

Hace ya muchos años, cuando aún tenía buena resistencia para caminar los páramos de mi tierra Merideña en mi Amada Venezuela, un compañero y yo transitamos por una de esas bellas travesías en busca de nieves eternas y como normalmente hacíamos, llegamos a un paso donde estaba construido un rudimentario puente sobre cabillas clavadas en la roca y unos inestables y muy estrechos tablones (quienes hubiesen realizado esta travesía hacia la Laguna Verde sabrán de que puente hablo) y al estar allí pudimos ver que el puente estaba quemado, a duras penas pasamos, pero tomamos la decisión de terminar de derribar el puente, estábamos conscientes que al regresar deberíamos sortear aquel lugar caminando quizás mucho más de una hora por trechos sin ningun camino, mas también estábamos conscientes del riesgo para otros caminantes de intentar pasar el Puente Quemado y perder el equilibrio con seguro muy fatales consecuencias.

Hoy me pongo a pensar en todas aquellas situaciones donde de forma apresurada y con decisiones irreversibles, nosotros mismos quemamos el puente, juzgando a quien está en la otra orilla, sin haber tan siquiera pensado, si el que tenía que haber dado el primer paso para cruzarlo e ir al encuentro de la otra parte teníamos que haber sido nosotros, quemamos el puente porque en muchas oportunidades es más fácil no ver ni escuchar al otro, que tratar de verificar que nos tiene que decir, se nos hace difícil argumentar y quemamos los puentes, no pensamos lo difícil que va ser lograr llegar al otro lado cuando regresemos, no tenemos la valentía de pasar sobre un puente que aunque tambaleante nos une a la otra parte. Quemamos el puente porque no sabemos reconocer que no todas las verdades están con nosotros y que si pasamos hemos de descubrir y aceptar las verdades del otro.


O no era más aconsejable haber puesto en aquel puente una señal de advertencia y dejar las maltrechas tablas para ayudar a reconstruir el puente... Ya hoy lamentarme no sirve de nada, pero tomar el hecho como escuela sí, porque hoy hay muchos puentes que están semi-destruidos, maltrechos pero puentes al fin, siempre servirán para intentar reconstruirlos y fortalecerlos, siempre servirán para poder intentar dar el primer paso e ir al encuentro del otro, sin poner muchas condiciones, seguro que de nuestra mochila también se pueden sacar algunas cargas que no favorecen el tránsito, seguro que así será más fácil que el puente resista.

Nuevamente hoy les pido construyamos puentes, caminos, vías (que no hay una sola), pero no nos neguemos el derecho de pasar al otro lado con la siempre antipática frase: “ellos son los que tienen que dar el primer paso” o es que de verdad nuestras mochilas están muy cargadas y tenemos el temor de caer al pasar.

Ing. Alberto Moreno T.