Seguir a la Batuta (...y hacer buen pan)
Caña en flor. Aragua. Dic 2017 © amorenot
La Batuta de los directores de orquesta tienen un grandísimo encanto, aunque no sepamos de que se trata la seguimos, pareciera que nos hipnotiza, el director de orquestas no hace el sonido, lo acompasa, pero cada uno de los integrantes de la orquesta son los que individualmente hacen que sus instrumentos cambien el silencio por hermosas vibraciones, cada uno de esos integrantes de la orquesta de una forma muy sutil sigue a la batuta y se acompasa con ella, cada violinista, cada oboe, cada timbal o flauta, dan lo mejor de sí, ponen su alma porque su instrumento vibre, suene al nivel que lo indica la partitura, ninguno va a sobresalir si no es su momento, nadie va a callar si no es su momento, todo es un soñar de vibraciones que nos deleita, que nos transporta, que nos emociona, que nos puede hacer llorar o sentir que nuestro corazón galopa, todo es un bello sistema.
Así como en la música, podemos encontrar bellísimos, interesantes e increíbles sistemas, los bosques, los cañaverales en flor, los arrecifes, las manadas de ciervos o de leones, los cardumen, siempre habrá una batuta, un acompasar de las olas, un ir y venir del viento y la lluvia, un líder, un guía de manada, pero todos equilibrados, la naturaleza es sabia y las sociedades de personas organizadas también, como orquestas y así surgen todas esas actividades que nos hipnotizan que nos emocionan y en las que quisiéramos ser partícipes.
Cuando pasamos cerca de una panadería nos alegra el corazón el aroma del pan y allí esta alguien que está intentado tocar de la mejor forma su instrumento, de acompasarse con la masa, de dejarla leudar, de no romper ni agitar los tiempos, de hacer del horno un instrumento, del que salgan las notas dulces del aroma que nos hipnotiza, ese músico de migas esta acompasado, sigue una batuta, sigue un reloj, sigue la receta de su maestro como el músico su partitura, está intentado dar sus mejores notas.
En muchas oportunidades como individuos de una sociedad, esperamos que el batuta toque nuestro violín o agite la baqueta contar el bombo, nos paramos a querer oír la música sin participar en ella, sin ni siquiera tomar nuestro instrumento, pensamos que la batuta lo es todo, que los demás podrán dar las notas que nosotros estamos obligados a dar y más aun, muchísimas veces tenemos el descaro de criticar al oboe o a la viola y hasta decir que esta desafinada, decir que el batuta no lo hace con energía, que no logra sacarle provecho a la orquesta... y nosotros, estamos poniendo todo nuestros pulmones para hacer vibrar las notas que nos corresponden? tenemos la constancia, el tesón, la coherencia, el riesgo, el empeño que tienen nuestros compañeros de orquesta para tratar de emocionar al público, estamos amasando el pan?.
Y por nuestra causa, por nuestras faltas, por nuestra comodidad, por solo ver a la Batuta, porque no tocamos nuestro instrumento... nuestro sistema, nuestra comunidad, nuestra sociedad no suena como queremos, como aspiramos, como soñamos, pero que tanto criticamos y en algunos casos de la que nos queremos ir.
En cada rincón de nuestra sociedad hay un hacedor de música, en cada rincón de cada oficio hay un integrante de una gran orquesta, esta orquesta que nos toca vivir como sociedad, como país, como parte de una organización, de un gremio, de una familia, de una pareja.
Será que hoy podemos tomar nuestro instrumento y “Seguir a la Batuta” de forma sutil?, para poner todos nuestro corazón en las notas de nuestra partitura, hacer que broten las notas dulces del aroma de la miga, hacer buen pan... y hacer familia y hacer comunidad y hacer sociedad y hacer País y estar orgulloso de nuestros sueños.
Alberto Moreno.
25 de Mayo de 2014
Excelente Escrito Alberto, un llamado poético a vivir conscientes de nuestro entorno...
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