Aprendiendo a montar
bici (bicicleta)...y a explorar otros mundos
Bicicletas en Hildelberg. Alemania Imagen tomada de http://eternomade.wordpress.com/
Aún recuerdo mis primeros intentos de andar en una
bicicleta (esas grandes, que no tienen las pequeñas ruedas laterales) y que si caes de allí seguro hay dos rodillas
donde raspar piel. En mi casa paterna había una última planta que llamamos
azotea, en otras latitudes terrazas,
plana sin obstáculos aunque si con algunas esquinas y una media pared a todo el
rededor. Yo dificultosamente subía la Bici hasta este piso (unos tres niveles
desde la calle) y montaba en mi bella bici verde (que seguro había sido regalo
de Santa Claus.... otra historia) y poco a poco sosteniéndome con una mano en
la media pared avanzaba por los máximo 6 metros rectos hasta llegar a las esquinas
donde debía forzosamente soltarme por
unos tres metros (uff que distancia a recorrer solo) y así paulatinamente
vuelta y vuelta, esquina tras esquina, ellas me hacían salir de la zona de
confort, pero me permitían libertad, alguno que otro enredo y una caída, pero a
seguir disfrutando de lograr con mis propios medios, el éxito juvenil de andar
en Bici. Al fin, salir al bello parque frente a casa, que hoy aún recuerdo
gratamente, con muchas caminerías donde desarrollaba mis “increíbles
velocidades”, ya sin ayuda, no sin derecho también, de alguna caída más
estrepitosa que requería una cura algo dolorosa, en este tiempo, con "mercurio
cromo" (uff como arde, más que la raspada). Ya había práctica, más no
permiso de los padres y a la calle, entre los carros (coches) allí, ya el límite
de la zona de confort no existía, tenía a la ciudad en mi poder... que
felicidad ya era casi un adulto, un excelente logro. Más nunca olvide a manejar una bici.
Hoy ya teniendo en mente algo de lo que estoy
escribiendo me topé con un tiwtt que me llevó a la página de “Ángel Luis
Navarro @ArtesanoCoach UuuuuHHHH... El miedo. http://is.gd/YT9SC2
” y me redondeó las ideas de mi tema (gracias Angel).
Los procesos de aprendizaje básicos, los más básicos, gatear
por casa, ponerse en pie, hacer los primeros equilibrios, dar los primeros
pasos, aprender a la bici, colorear, alimentarse por sí mismo, etc. En algunos
casos se aprendieron con algo de componente miedo, más diría temor, instinto de
protección, pero rápidamente deseamos, con lo aprendido, salir de esa área segura
anterior al aprendizaje, cuando exploramos como niños, como jóvenes, esas
barreras de zona de confort no existen, queremos llevarnos el mundo por delante,
es la sociedad, son nuestros padres quienes generan esos límites, no creo que
por mal más si por generar “protección”.
Ahora cuando en todos estos procesos o pasos de la
vida, deseamos progresar, ir hacia nuestros sueños y metas, se nos presentan
también algunas necesidades de aprendizaje, no básico, pero sí que producen
temor, claro, seguro que lo que vamos a enfrentar, nos sacará de la zona de
confort, pero aquí bien vale citar a “Angel Luis Navarro” en la historia de su página
quien puntualiza lo que acontece al tomar un reto: “1. Salí de mi zona de confort. 2. Acepté el reto. 3. Salí fortalecido. 4. Muy probablemente
podría tirarme otra vez. Realmente me doy cuenta que el miedo lo generaba yo
en mi cabeza.” Luego
vendrá la satisfacción de no volver a olvidar montar Bici.
Lo aprendido nos ha llevado a otras fronteras y repito
que así como Angel, se acompañó de sus hijos, lo mejor en estas circunstancias,
es encontrar un compañero, un maestro, mejor un Coach, que nos saque de nuestro
interior estas fortalezas, conocimientos y competencias, para ayudarnos a ir
adelante.
Esas fronteras de las zonas de confort, de nuestras áreas
seguras, están construidas con vallas de temor, “para que arriesgar si estamos
bien”, “así siempre lo hago”, “yo ya estoy muy adulto para aprender a montar
bici”, “no estoy seguro que me vaya mejor por allí”, etc.
Si estamos comprometidos en un proceso de buscar
nuestras metas, de mejoras profesionales, de encontrar un sentido a la vida, una
alegría y la felicidad deseada, tendremos que ir por caminos que, aunque los
planifiquemos, no todos serán planos, muchos los tendremos que construir, explorar, en algunos casos equivocarnos, caernos de la bici, estarán llenos
de esas vallas de la zona de confort, tenemos que salir de ellas, porque si no
estaremos siempre como en mi historia: andando en círculos con la bici, vuelta
y vuelta. Hay que llevarse el mundo por delante.
Los procesos de aprendizaje, de formación y por
supuesto de reaprender “desaprender para aprender” tienen un fuerte componente
de reiteración, de vuelta y vuelta, es como podemos sustituir en nuestro
cerebro, en esas zonas más interiores, nuestras viejas creencias y capacidades,
por nuevas y más avanzadas, esas vallas de las que hablamos no las vamos a ver físicamente
en el camino, están allí en nuestra
mente, usemos las vallas solo para saber cuáles son los limites, cuales son las
murallas que debemos derruir, donde debemos encontrar la entrada, la puerta a
esa zona más amplia, y vean y siéntanlo así, no es salir, es entrar, seguro que
es más seguro, más confortable, más placentero, mucho más cercano a nuestras
metas, es más amplio el mundo luego de formarnos y avanzar, con ese saludable
temor que nos da previsión, pero sin el miedo que nos paraliza.
En fin, aprendamos que así, como cuando niños y jóvenes, nuestro mundo se ampliaba a cada momento, las fronteras se deshacían delante de nuestro ímpetu, arriesgábamos, solo el temor, mas no el miedo, nos daba el feedback, la retroalimentación para perfeccionarnos, ahora también podremos ampliar nuestros mundos, 1-.asegurémonos a donde queremos marchar, 2.-tomemos las previsiones, 3.- encontremos una buena compañía, 4.- busquemos lo recursos interiores con los que contamos, 5.- formalicemos compromiso y pasión con nuestros sueños y por ultimo tomemos la Bici...y a explorar otros mundos.
Alberto Moreno T.
06 de septiembre de 2014
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