miércoles, 24 de septiembre de 2014

Construye tu llave maestra y...

Construye tu llave maestra y... encontraras un brillante cristal.

Cuando mis hijas aún eran unas pequeñas y adorables niñas (que hoy como mujeres lo siguen siendo) siempre puse en su mente que debían construir una llave. Desde ese momento y por todo el tiempo de educación y formación, en sus primeros pasos de escolaridad y en su educación universitaria, a cada reto que enfrentaban, a cada meta que tenían por lograr, a cada mención, titulo o grado, siempre les recordaba que debían construir esa llave, pero no una llave cualquiera, que con cada paso que daban construirían una llave maestra.

                   Antigua Puerta. Forum La Rioja Logroño.                                                                                                                  Enero 2013 © amorenot

Nuestra vida es un camino y muchos decimos en el transcurrir de ella: "se me abrió una puerta" o al contrario "¿porque se me cierran todas las puertas?". Nuestra vida, si la concebimos sin muchas pretensiones, si nos ajustamos solamente a los designios divinos, será como he leído hace poco: "un predecible aburrimiento", una terrible y acosadora zona de confort, en la que no podemos lograr nada más que lo que nos ofrece ese aburrido y limitado mundo en el que nos conformamos vivir.

Ciertamente desde nuestro nacimiento estamos cruzando puertas, las primeras, de las manos de nuestros padre y maestros (que gloria acordarse de ellos) eran nuestros guía, muchas veces rescatamos de nuestra memoria los reclamos de porque hacer tal o cual cosa, por qué leer ese libro o estudiar ese tema que creimos nunca nos servirá, cuantas veces rechazamos aprender alguna actividad o intentar jugar algún deporte, también lamentablemente pudimos oír de algunos "ni lo intentes tu no sirves para eso". En oportunidades no pudimos cruzamos algunas puertas, en otras, no nos dejaron pasar nuestras propias limitantes, muchas puertas nos las vimos.

Esta zona de confort en la que de una forma u otra todos vivimos, (algunos dirán que en la actualidad no tienen confort donde viven) y en la que lamentablemente nos conformamos a vivir, está rodeada de esa valla, de esa pared medianera que nos limita. Desde muchos puntos de esta zona llamada de confort, podemos ver la realidad externa, en algunos casos una realidad aumentada, en otros casos vemos un bosque y solo nos podemos imaginar que habrá tras él, esa valla casi siempre está construida de ladrillos de miedo, casi siempre creemos que entre esta zona en la que estamos y esa realidad o sueño que todos deseamos, hay un abismo, un precipicio, una zona negra, no tenemos seguridad de lo qué encontraremos si abrimos las puertas, casi siempre creemos que caeremos en ese abismo.

No todos los caminos nos llevan a Roma, no todas la puertas nos conectaran con un mejor mundo, no por todos los caminos se llega más rápido al bello campo tras el bosque, no todas la puertas abren fácilmente. Como ciertamente sabemos, la mayoría de las puertas reales y mentales que hay en nuestros caminos, alrededor de la zona en la que vivimos, tienen cerraduras diferentes. Ya por algunas transitamos frecuentemente y sabemos cómo abrirlas, otras la verdad son difíciles, parecen blindadas.

Existen las puertas de la comunicación con nuestro entorno diario, con nuestras familias, con la sociedad, con los compañeros de trabajo, con la familia y nuestra pareja.

Hay puertas para acceder a otros niveles de vida, puertas para lograr un nuevo conocimiento, un grado, un puesto de trabajo, inclusive otro nivel social, son puertas de acceso a otro estatus, son las puertas de la educación y de la formación.

También existen las puerta por las que llegamos a esas zonas de satisfacción, donde nos sentimos bien, son las puertas del reconocimiento y las más cercanas al estado de felicidad deseado. Son las puertas hacia nuestra autoestima. Estas puertas son mentales.

Existen también las puertas cerradas por nuestras creencias limitantes,  formadas por esos cuasi valores que han definido las religiones, las sociedades, las antiguas y aún las contemporáneas sociedades o inclusive las enseñanzas familiares. En fin estas también son puertas mentales.

Ante esta muy personal forma de ver los límites de nuestra zona de confort, llena de vallas y puertas, es que siempre he creído que hay que construir la mejor llave maestra posible, con capacidad de abrir las variadas cerraduras o puertas por franquear en nuestra vida y caminos.

Para construir esta llave, la materia prima somos nosotros mismos, cada diente o ranura está diseñado con o desde nuestra formación, con nuestra educación. La clave de la formación, es la que da la familia y la sociedad. La segunda etapa de esta construcción está en la educación, en lograr competencias, conocimientos, esta fase está labrada como una combinación de familia, sociedad y de nuestras selecciones, se complementa con las experiencias de vida laboral y con las habilidades aprendidas de las cosas que nos apasionan. Una tercera clave está en la creencia que tenemos de nosotros mismos, en lo que creemos que somos y podemos. Esta partes de la llave maestra, se construye con auto análisis, mirándonos interiormente, identificando si estamos impidiendo que la llave funcione, con nuestros tabúes, falsos principios, temores o miedos al abismo. El compromiso con nuestros sueños y metas nos ayudaran a eliminarlos.

Cuando finalmente entendamos que hemos construido una llave maestra, que en toda la vida de una forma u otra hemos trabajado para lograrlo, tendremos  la certeza, que en los caminos hacia los sueños, hacia encontrar nuestro propio brillo, las puertas se abrirán de una u otra forma.

Construye tu llave maestra y encontrarás en ti un brillante cristal, que reluce por si solo.

Alberto Moreno T.
24 de Septiembre de 2014

Dedicado a mis hijas que han y aún están construyendo su llave maestra y ya brillan por si solas.


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Ing. Alberto Moreno T.