domingo, 28 de septiembre de 2014

Como construyo mi llave maestra?

... y Viajo a la Felicidad


En mi anterior entrada al Blog mencionaba la necesidad de construir una llave maestra, para cruzar las puertas que nos rodean y acceder a mejores etapas de nuestra vida y relaciones. Hoy creo responsable terminar de orientar como es esta construcción. 

Hacía mención a que  "la materia prima somos nosotros mismos" y como debemos de construir esta llave desde la "formación", la "educación" y una "mirada interior", también es importante decir que además de tener en cuenta, estas claves para construir una excelente llave maestra que nos permita pasar por las puerta en los caminos a nuestros sueños, es preciso tener las herramientas para darle forma a esa llave, para esculpirla y  perfeccionarla como buena llave maestra.

Pasillo Hcda La vega. Caracas                                                                                                      Dic 2010 © amorenot

Hay varios puntos a considerar sobre las herramientas a usar para el modelaje de esta llave. Lo primero que debemos de entender es que esta llave es de fabricación compartida, no podemos obviar  que el primer modelaje de esta llave, ha sido responsabilidad de nuestros padres, de la sociedad, la religión o fe que profesamos y es lo que yo he llamado la clave para construir nuestra llave desde la "formación", debemos de estar conscientes que es muy difícil escoger nuestra formación, lo que sí es posible, es decidir qué de esta formación, nos ayudara a diseñar nuestra llave maestra y qué nos lo impide. Esto último es de lo más difícil que demos enfrentar, estas creencias limitantes son puertas en el subconsciente, con un cartel: "si la abres caerás al precipicio" Y qué hacer? bueno aquí entra la clave de construir nuestra llave desde la "mirada interior" donde encontraremos unas herramientas poderosas: El Compromiso y La Pasión.

El Compromiso y La Pasión son herramientas interiores cuyo control sí están en nuestras manos, porque se alimentan de esa mirada que hacemos, que analizamos de nuestras metas y sueños, de la visualización de nuestra felicidad. El control de lo que somos y a dónde queremos ir, está en nosotros, en un principio pudiera ser confuso, pero con tranquilidad, con un análisis de opciones y determinado cuales nos apasionan y con cuales seguro no podemos comprometer, cerramos el circulo virtuoso y subimos de un estado de confusión, a uno de claridad, de allí nuevamente a un estado de compromiso y pasión, de esta forma podremos derrumbar las creencias limitantes, se pueden abandonar y construir nuevas rutas (otras fuertes conexiones neuronales), otras ranuras de nuestras llave y abrir puertas que parecían vías al precipicio y seguro se abren a nuestros sueños.

Esta llave maestra es de construcción compartida, más la responsabilidad de su construcción es nuestra, primero la compartíamos con los padres y maestros, hoy nuestros líderes y coach solo son acompañantes que ayudan a encontrar el  que hacer, cuando pasamos de la formación a la educación ya las grandes decisiones son de nuestra responsabilidad. Cuando estamos en nuestra mirada interior solo nosotros lo podemos hacer.  

La responsabilidad de construir nuestra llave maestra está solo en nosotros.

Cuando nos encontremos cerraduras que no abren, hay dos posibilidades para perfeccionar la llave: primero, verificar si no es una limitantes interiores de las que ya hemos hablado o segundo, reforzar nuestras competencias y cumplir los aprendizajes pendientes, todo de nuestra responsabilidad. No siempre tendremos en nuestra mochila todo lo necesario para el camino, habrá que procurárselo en la vía. Nuevamente La Pasión y El Compromiso nos ayudaran a escoger lo necesario para cumplir con las tareas y seguir nuestra ruta.

Cumplir los aprendizajes pendientes y potenciar las competencias, nos facilitarán construir nuestra llave maestra.

La Pasión y El Compromiso, son como buriles, como finas y poderosas limas con las cuales vamos labrando nuestra llave maestra, la pasión y el compromiso con nuestras metas, van dejando marcas en nuestro subconsciente, como ranuras en las llaves, que nos autorizan transitar las rutas planeadas y llegar a nuestros sueños, sorteando puertas, abriendo cerraduras de cofres maravillosos, donde están los mapas de las siguientes rutas, dejándonos transitar por los pasillos de nuestra felicidad.

Visualicemos nuestros sueños, con pasión y compromiso y tendremos claramente el diseño de nuestra llave maestra, entenderemos el mapa donde debemos de usarla, será tan poderoso lo que tendremos en nuestra mente que pudiéramos viajar con piloto automático y esas nubes que nos impiden vernos a nosotros mismos, no serán obstáculo para avanzar.


Construye tu llave maestra y viaja hacia tu felicidad.

Alberto Moreno T.
28 de Septiembre de 2014





miércoles, 24 de septiembre de 2014

Construye tu llave maestra y...

Construye tu llave maestra y... encontraras un brillante cristal.

Cuando mis hijas aún eran unas pequeñas y adorables niñas (que hoy como mujeres lo siguen siendo) siempre puse en su mente que debían construir una llave. Desde ese momento y por todo el tiempo de educación y formación, en sus primeros pasos de escolaridad y en su educación universitaria, a cada reto que enfrentaban, a cada meta que tenían por lograr, a cada mención, titulo o grado, siempre les recordaba que debían construir esa llave, pero no una llave cualquiera, que con cada paso que daban construirían una llave maestra.

                   Antigua Puerta. Forum La Rioja Logroño.                                                                                                                  Enero 2013 © amorenot

Nuestra vida es un camino y muchos decimos en el transcurrir de ella: "se me abrió una puerta" o al contrario "¿porque se me cierran todas las puertas?". Nuestra vida, si la concebimos sin muchas pretensiones, si nos ajustamos solamente a los designios divinos, será como he leído hace poco: "un predecible aburrimiento", una terrible y acosadora zona de confort, en la que no podemos lograr nada más que lo que nos ofrece ese aburrido y limitado mundo en el que nos conformamos vivir.

Ciertamente desde nuestro nacimiento estamos cruzando puertas, las primeras, de las manos de nuestros padre y maestros (que gloria acordarse de ellos) eran nuestros guía, muchas veces rescatamos de nuestra memoria los reclamos de porque hacer tal o cual cosa, por qué leer ese libro o estudiar ese tema que creimos nunca nos servirá, cuantas veces rechazamos aprender alguna actividad o intentar jugar algún deporte, también lamentablemente pudimos oír de algunos "ni lo intentes tu no sirves para eso". En oportunidades no pudimos cruzamos algunas puertas, en otras, no nos dejaron pasar nuestras propias limitantes, muchas puertas nos las vimos.

Esta zona de confort en la que de una forma u otra todos vivimos, (algunos dirán que en la actualidad no tienen confort donde viven) y en la que lamentablemente nos conformamos a vivir, está rodeada de esa valla, de esa pared medianera que nos limita. Desde muchos puntos de esta zona llamada de confort, podemos ver la realidad externa, en algunos casos una realidad aumentada, en otros casos vemos un bosque y solo nos podemos imaginar que habrá tras él, esa valla casi siempre está construida de ladrillos de miedo, casi siempre creemos que entre esta zona en la que estamos y esa realidad o sueño que todos deseamos, hay un abismo, un precipicio, una zona negra, no tenemos seguridad de lo qué encontraremos si abrimos las puertas, casi siempre creemos que caeremos en ese abismo.

No todos los caminos nos llevan a Roma, no todas la puertas nos conectaran con un mejor mundo, no por todos los caminos se llega más rápido al bello campo tras el bosque, no todas la puertas abren fácilmente. Como ciertamente sabemos, la mayoría de las puertas reales y mentales que hay en nuestros caminos, alrededor de la zona en la que vivimos, tienen cerraduras diferentes. Ya por algunas transitamos frecuentemente y sabemos cómo abrirlas, otras la verdad son difíciles, parecen blindadas.

Existen las puertas de la comunicación con nuestro entorno diario, con nuestras familias, con la sociedad, con los compañeros de trabajo, con la familia y nuestra pareja.

Hay puertas para acceder a otros niveles de vida, puertas para lograr un nuevo conocimiento, un grado, un puesto de trabajo, inclusive otro nivel social, son puertas de acceso a otro estatus, son las puertas de la educación y de la formación.

También existen las puerta por las que llegamos a esas zonas de satisfacción, donde nos sentimos bien, son las puertas del reconocimiento y las más cercanas al estado de felicidad deseado. Son las puertas hacia nuestra autoestima. Estas puertas son mentales.

Existen también las puertas cerradas por nuestras creencias limitantes,  formadas por esos cuasi valores que han definido las religiones, las sociedades, las antiguas y aún las contemporáneas sociedades o inclusive las enseñanzas familiares. En fin estas también son puertas mentales.

Ante esta muy personal forma de ver los límites de nuestra zona de confort, llena de vallas y puertas, es que siempre he creído que hay que construir la mejor llave maestra posible, con capacidad de abrir las variadas cerraduras o puertas por franquear en nuestra vida y caminos.

Para construir esta llave, la materia prima somos nosotros mismos, cada diente o ranura está diseñado con o desde nuestra formación, con nuestra educación. La clave de la formación, es la que da la familia y la sociedad. La segunda etapa de esta construcción está en la educación, en lograr competencias, conocimientos, esta fase está labrada como una combinación de familia, sociedad y de nuestras selecciones, se complementa con las experiencias de vida laboral y con las habilidades aprendidas de las cosas que nos apasionan. Una tercera clave está en la creencia que tenemos de nosotros mismos, en lo que creemos que somos y podemos. Esta partes de la llave maestra, se construye con auto análisis, mirándonos interiormente, identificando si estamos impidiendo que la llave funcione, con nuestros tabúes, falsos principios, temores o miedos al abismo. El compromiso con nuestros sueños y metas nos ayudaran a eliminarlos.

Cuando finalmente entendamos que hemos construido una llave maestra, que en toda la vida de una forma u otra hemos trabajado para lograrlo, tendremos  la certeza, que en los caminos hacia los sueños, hacia encontrar nuestro propio brillo, las puertas se abrirán de una u otra forma.

Construye tu llave maestra y encontrarás en ti un brillante cristal, que reluce por si solo.

Alberto Moreno T.
24 de Septiembre de 2014

Dedicado a mis hijas que han y aún están construyendo su llave maestra y ya brillan por si solas.


domingo, 14 de septiembre de 2014

Tomemos la valija

Tomemos la valija... que está en casa y avancemos.
Muchos regresando de disfrutar las vacaciones de verano o de un descanso de invierno (depende de la latitud), recordaran que los días antes de la partida, nos hacíamos preguntas: ¿qué tengo que llevar, será que hace mucho calor (o frío) y de calzado que llevo?, muy importante llevar todo lo de los hijos o de los abuelos, que no se quedase nada, repasamos cómo será el camino, donde pararemos a tomar algo, o si donde lleguemos,  habrá lo necesario.

                Pico Bolívar. Mérida Vzla. 5.007 mts                                                                                                                                     Junio 2012   © amorenot

Los más osados, que escogieron ir de paseo rural o inclusive escalar una montaña, seguro que revisaron si tenían el mapa, la ruta y muy importante la brújula, ¡que pasa amigo ahora se usa, el  GPS! siempre lo hicieron con un destino pre escogido, ya definido, pocos a la aventura y aun así, con un sentido importante de pasarla bien.

Todo esto muy bien, pero aun con un GPS, tenemos que definir de donde estamos partiendo, dónde está nuestra casa, el punto de arranque, un buen análisis de dónde y cómo estamos antes de partir, nos ayudará al bien llegar.

Muchos pensarán y eso que importa si lo que interesa es a dónde vamos finalmente, cuáles son nuestros deseos y sueños, cómo son los paisajes que deseamos disfrutar. Sí, de eso hemos hablado en otras ocasiones, hemos definido nuestras metas, las hemos clarificado, hemos diseñado la ruta, el camino, pero muy seguro que todo esto estará bien hecho, si también sabemos perfectamente donde estamos al inicio.

Voy a imaginarme un viaje: “Mi meta es llegar hasta las cumbre del Pico Bolívar en Venezuela, he realizado la lista de los implementos y ropa para la ruta, también he tomado del Internet un listado del menú de alimentación para los diez días que me llevará subir a esta montaña, tengo todo un juego de planos físicos, he bajado una actualización del GPS…”,  bueno casi todo listo, si casi todo, porque aún no he dicho de dónde voy a partir y qué tengo... esto pareciera obvio.

Vamos a continuación a explicar por qué no es tan obvio, es verdad que tenemos definido a donde vamos, y que es lo necesario para llevar, pero ¿desde qué punto estamos partiendo?… New York, Roma,  Antofagasta, cada uno de esos puntos significa una planificación diferente. Revisamos lo necesario para este viaje, incluyendo las rutas y el camino final de nuestra escalada, revisamos lo que tenemos en casa, en nuestro guardarropa y en el baúl de implementos de alpinismo, tenemos que ver y revisar todo, de dónde, cómo, con qué y cuándo partimos. Es muy probable, que nuestro punto de inicio requiera, que el plan de viaje hasta el pie de la montaña sea tan o más importante, que la ruta en la  misma montaña.

Cuando nos preparamos a un viaje de sueños y metas personales, aún es más complejo y más necesario el análisis desde dónde y con qué contamos, tenemos que revisar nuestro punto físico de partida, más también nuestro estado espiritual, mental, de formación y educación en el que estamos y con el que contamos, nuestras competencias y nuestras debilidades. 

Si es verdad que  he hablado de los sueños, de las metas, de nuestros mapas y nuestras brújula o GPS interior, pero como en todo viaje, debemos de marcar en ese mapa el punto en el que estamos, orientarnos,  hacia dónde queda el norte y cuál el punto cardinal de nuestro fin, para  saber que tenemos en casa para preparar nuestra valija y qué poner en ella.

Nuestra casa, esta zona de confort actual, el cómo nos sentimos en este momento, más felices o a disgusto, tranquilos o ansiosos, este punto físico en la tierra, de nuestro país y ciudad, debemos identificarlo, pudiera no ser necesario trasladarnos físicamente para realizar nuestros sueños, pero eso forma parte de la ruta, de ese diseño, no nos moveremos físicamente ya estamos en la meta, pero si hemos de viajar profesional, espiritual, anímica o por salud, el saber dónde, cómo y en el tiempo en el que estamos es muy importante.

En pocas palabras debemos poner los pies en la tierra y los pensamientos sobre nuestros hombros. Con la valija preparada, con las ropas y las emociones de iniciar un nuevo viaje, con el plan de ruta claro, de principio a fin, con nuestras metas claras, con el compromiso de hacer el viaje, aunque en algún momento pudiera ser difícil y con la seguridad que al conseguir los sueños, la pasión los convertirá en la felicidad ansiada.

Conocer de dónde partimos nos dará la seguridad de cuanto hemos avanzado... tomemos la valija que está en casa y avancemos.

Alberto Moreno T.

14 de Septiembre de 2104






sábado, 6 de septiembre de 2014

Aprendiendo a montar bici (bicicleta)...

Aprendiendo a montar bici (bicicleta)...y a explorar otros mundos
                            Bicicletas en Hildelberg. Alemania                                                                                        Imagen tomada de http://eternomade.wordpress.com/
 Aún recuerdo mis primeros intentos de andar en una bicicleta (esas grandes, que no tienen las pequeñas ruedas laterales)  y que si caes de allí seguro hay dos rodillas donde raspar piel. En mi casa paterna había una última planta que llamamos azotea, en otras latitudes  terrazas, plana sin obstáculos aunque si con algunas esquinas y una media pared a todo el rededor. Yo dificultosamente subía la Bici hasta este piso (unos tres niveles desde la calle) y montaba en mi bella bici verde (que seguro había sido regalo de Santa Claus.... otra historia) y poco a poco sosteniéndome con una mano en la media pared avanzaba por los máximo 6 metros rectos hasta llegar a las esquinas donde debía forzosamente  soltarme por unos tres metros (uff que distancia a recorrer solo) y así paulatinamente vuelta y vuelta, esquina tras esquina, ellas me hacían salir de la zona de confort, pero me permitían libertad, alguno que otro enredo y una caída, pero a seguir disfrutando de lograr con mis propios medios, el éxito juvenil de andar en Bici. Al fin, salir al bello parque frente a casa, que hoy aún recuerdo gratamente, con muchas caminerías donde desarrollaba mis “increíbles velocidades”, ya sin ayuda, no sin derecho también, de alguna caída más estrepitosa que requería una cura algo dolorosa, en este tiempo, con "mercurio cromo" (uff como arde, más que la raspada). Ya había práctica, más no permiso de los padres y a la calle, entre los carros (coches) allí, ya el límite de la zona de confort no existía, tenía a la ciudad en mi poder... que felicidad ya era casi un adulto, un excelente logro. Más nunca olvide a manejar una bici.

Hoy ya teniendo en mente algo de lo que estoy escribiendo me topé con un tiwtt que me llevó a la página de “Ángel Luis Navarro @ArtesanoCoach UuuuuHHHH... El miedo. http://is.gd/YT9SC2 ” y me redondeó las ideas de mi tema (gracias Angel).

Los procesos de aprendizaje básicos, los más básicos, gatear por casa, ponerse en pie, hacer los primeros equilibrios, dar los primeros pasos, aprender a la bici, colorear, alimentarse por sí mismo, etc. En algunos casos se aprendieron con algo de componente miedo, más diría temor, instinto de protección, pero rápidamente deseamos, con lo aprendido, salir de esa área segura anterior al aprendizaje, cuando exploramos como niños, como jóvenes, esas barreras de zona de confort no existen, queremos llevarnos el mundo por delante, es la sociedad, son nuestros padres quienes generan esos límites, no creo que por mal más si por generar “protección”.

Ahora cuando en todos estos procesos o pasos de la vida, deseamos progresar, ir hacia nuestros sueños y metas, se nos presentan también algunas necesidades de aprendizaje, no básico, pero sí que producen temor, claro, seguro que lo que vamos a enfrentar, nos sacará de la zona de confort, pero aquí bien vale citar a “Angel Luis Navarro” en la historia de su página quien puntualiza lo que acontece al tomar un reto: “1. Salí de mi zona de confort. 2. Acepté el reto.  3. Salí fortalecido.   4. Muy probablemente podría tirarme otra vez. Realmente me doy cuenta que el miedo lo generaba yo en  mi cabeza.”  Luego vendrá la satisfacción de no volver a olvidar  montar Bici.

Lo aprendido nos ha llevado a otras fronteras y repito que así como Angel, se acompañó de sus hijos, lo mejor en estas circunstancias, es encontrar un compañero, un maestro, mejor un Coach, que nos saque de nuestro interior estas fortalezas, conocimientos y competencias, para ayudarnos a ir adelante.

Esas fronteras de las zonas de confort, de nuestras áreas seguras, están construidas con vallas de temor, “para que arriesgar si estamos bien”, “así siempre lo hago”, “yo ya estoy muy adulto para aprender a montar bici”, “no estoy seguro que me vaya mejor por allí”, etc.

Si estamos comprometidos en un proceso de buscar nuestras metas, de mejoras profesionales, de encontrar un sentido a la vida, una alegría y la felicidad deseada, tendremos que ir por caminos que, aunque los planifiquemos, no todos serán planos, muchos los tendremos que construir, explorar, en algunos casos equivocarnos, caernos de la bici, estarán llenos de esas vallas de la zona de confort, tenemos que salir de ellas, porque si no estaremos siempre como en mi historia: andando en círculos con la bici, vuelta y vuelta. Hay que llevarse el mundo por delante.

Los procesos de aprendizaje, de formación y por supuesto de reaprender “desaprender para aprender” tienen un fuerte componente de reiteración, de vuelta y vuelta, es como podemos sustituir en nuestro cerebro, en esas zonas más interiores, nuestras viejas creencias y capacidades, por nuevas y más avanzadas, esas vallas de las que hablamos no las vamos a ver físicamente en el  camino, están allí en nuestra mente, usemos las vallas solo para saber cuáles son los limites, cuales son las murallas que debemos derruir, donde debemos encontrar la entrada, la puerta a esa zona más amplia, y vean y siéntanlo así, no es salir, es entrar, seguro que es más seguro, más confortable, más placentero, mucho más cercano a nuestras metas, es más amplio el mundo luego de formarnos y avanzar, con ese saludable temor que nos da previsión, pero sin el miedo que nos paraliza.

En fin, aprendamos que así, como cuando niños y jóvenes, nuestro mundo se ampliaba a cada momento, las fronteras se deshacían delante de nuestro ímpetu, arriesgábamos, solo el temor, mas no el miedo, nos daba el feedback, la retroalimentación para perfeccionarnos, ahora también podremos ampliar nuestros mundos, 1-.asegurémonos a donde queremos marchar, 2.-tomemos las previsiones, 3.- encontremos una buena compañía, 4.- busquemos lo recursos interiores con los que contamos, 5.- formalicemos compromiso y pasión con nuestros sueños y por ultimo tomemos la Bici...y a explorar otros mundos.

Alberto Moreno T.
06 de septiembre de 2014

Ing. Alberto Moreno T.