Ímpetu, alegría,
frescura...
Como el agua fresca de
un arroyo cantaríno, bajando de las montañas, alegres, entre musgos verdes, dejando en ellos gotas que reflejan en su cristalina superficie, la luz del amanecer, que
revienta sobre los bordes de los picos y sierras de donde nacen sus aguas. Así también transcurre
la vida de esa juventud, que desparpajada, sin noción de las estrictas reglas
del "comportamiento" pasan por nuestro lado irreverentes, queriendo
llegar al mar antes de pasar por la llanura.
Acompañar como Coach,
como Maestro, como guía la juventud de hoy, no es tarea fácil,
es más, les aseguro que en muchos momentos no sabremos quien acompaña a quien.
La personalidad, la
formación, la viveza, la frescura como arroyo, nos deja como piedra en un lado
de la corriente... estática, mojada, seguro de haber desprendido algo
de nuestro material para entregárselo a ellos, a esa cantarina corriente, a ese, que más adelante será río, será mar y nos deposita en la orilla como arena. Nos
habrán arrancado a nosotros los coach, los maestros, los mentores, ese material
que los formará, que les hará llegar a sus metas y a sus sueños.
En este instante,
me imagino una sesión típica de Coaching, a un joven que quiere llevarse el
mundo por delante, haciéndole las preguntas aprendidas: ¿Y de qué quieres hoy
que hablemos?... ¿me pudieras decir en pocas palabras como te imaginas logrando
tus sueños?, y el con expresiones que varían en cada lugar del mundo,
contestando: "¿de que va esto tío?", "¿no será que mejor nos
bajamos una app me entiendes?... una aplicación para el móvil", "no
nos enrollemos, esto es más fácil que lo consigamos en la nube".
Hoy por hoy, la tarea más
importante de todos aquellos que nos consideramos o nos estamos preparando como formadores (guías, coachs, orientadores) de esta juventud, será primero, colocarnos en sus tenis, nos tendremos que imaginar que ellos son como ríos, aunque hoy nosotros seamos los montes donde ellos han de cambiar su rumbo, ellos seguirán frescos e impetuosos.
Ciertamente como todos
los que hoy son alegres y fuertes arroyos, juveniles ríos, tormentosas corrientes, finalmente llegarán al mar, más tranquilos, con más volumen, con
más sabiduría, con una mezcla de aguas, arrastrando arenas de tantas rocas
encontradas, de tantos maestros, de tantos guías.
No dejemos de ser eso...
guías, rocas donde el río ha de cambiar su rumbo, donde ha
de dominar su ímpetu, seamos el dique que forma el remanso, el lago donde
se maduran las aguas, las ideas y del que finalmente nacerán los grandes ríos, los grandes
hombres.
Como formadores, mentores, coach, maestros, sepamos que orientamos ríos, pero que somos lecho, que acariciamos arroyos y somos musgo, que una cascada no es cascada sin la roca de donde cae, que el color de un lago se debe a la belleza de la piedra de su fondo.
No
dejemos que los ríos fluyan sin haber sido espuma, no dejemos que la juventud
se forme sin haber sido irreverentes, de otra forma solo serán aguas
estancadas, individuos sin criterios.
Hagamos nuestros Jóvenes como Ríos frescos sobre roca.
Alberto Moreno T.
Caracas 25 de agosto de 2014.
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