Seguramente hemos agradecido en algunos momentos, lo que otra persona ha
hecho por o para nosotros. Es muy común y debemos cultivar ese don de saber
reconocer en otros lo que nos ha gustado de ellos el gesto del desprendimiento
o la buena acción.
También aunque no con tanta frecuencia, pedimos perdón por nuestras acciones cuando las mismas no
han sido buenas para con los demás, pero seguro nos cuesta, aunque no tanto
exigir o creer que otros nos deben una disculpa.
El Agradecimiento es el reconocimiento basado en la humildad, que nos
permite dibujarnos como seres que no estamos solos y que no nos debemos solo a
nosotros.
Desde el inicio de nuestras vidas y aun antes, tenemos en este
reconocimiento la herramienta para hacer crecer los lazos de amor, amistad y
compañerismo por aquellos que nos han dado el ser y el crecer, el saber y el
tener, el estar y el compartir.
Cada momento de nuestras vidas esta echa como una vasija de barro... con
tiras de arcilla superpuesta y moldeada, que nos ha ido levantando y siendo
moldeada, cada cosa que ha pasado y pasara en nuestras vidas, aun las más
penosas y doloras, está sujeta de agradecimiento, las agradables y positivas
por eso del crecer, del enriquecernos en saber, en bienes en formación, de las
cosas duras y difíciles, porque nos han permitido saber cuáles son los caminos
a andar o no tomar, sentir los pies en la tierra aún más cuando hay una piedra
en el zapato o un muro en nuestro camino, que del dolor también hay
aprendizaje, que hay valoración de lo que tenemos o hemos perdido, por eso
también desde allí tiene que haber agradecimiento.
El agradecimiento no solo tiene como recipiente a otra persona, que es lo
más común y fácil de definir, también ha de tener para los que creemos en un
ser supremo, a El como primer receptor. A nosotros mismos que somos los que
debemos empoderarnos, reconocernos en nuestras capacidades, auparnos para
seguir adelante y como una de las mejores forma de agradecimiento, permitirnos
vivir en sencillez, reconociendo que solos no podríamos darnos adjetivos
positivos, que antes que nada agradecemos a la vida, la posibilidad de vivir en
agradecimiento.
El agradecer pasa primero por reconocernos como somos, con fallas,
debilidades, reconocemos que podemos recibir, que somos humildes para ello, que
recibimos sin juzgar, que tenemos la capacidad de vernos con nuestras
humanidades que son un ente de capacidades, habilidades, perfectos en muchas
cosas e imperfectos en otras, nos reconocemos con la posibilidad de dar pero
también de recibir, de ser, pero también de mejor ser, de perfeccionarnos. Nos
reconocemos que somos capaces de acertar pero también muy frecuentemente de
errar.
El agradecer desde la otra óptica, pasa por reconocer que otros están a
nuestro lado, que no estamos solos, que muchos de ellos a nuestro lado pueden
allanar nuestras imperfecciones, nuestros errores, que pueden darnos sin
tampoco juzgarnos, que lo que otros nos pueden dar, aportar u honrar lo
necesitamos, que no necesariamente da quien pareciera ser más, también puede
dar quien menos tiene, pero no le importa desprenderse de sus posesiones, de
sus habilidades, de sus capacidades, de
sus sentimientos, solo es necesario para dar, que en el otro falte.
Debemos agradecer, cuando hoy entendemos que estamos más cerca de lo que
hemos deseado o soñado y si no fuese así, por también entender que debemos de
definir que queremos y que nos hemos de comprometer y activarnos para ir en su
búsqueda.
Debemos agradecer por tan solo ser y estar porque nos estamos reconociendo,
por ser mucho más que tan solo una respiración, una pulsación, un pensamiento,
un sentimiento.
Parece contradictorio, pero aun en una situación difícil, de desmejora, de
problemas o de crisis, debemos de agradecer… siempre hay algo hay que honrar o
alabar, mínimo la vida aun con sus vicisitudes. Difícil pasearse por lo que
viven aquellas personas que están en una enfermedad o en situación extrema,
pero el agradecer al menos nuestra existencia, podrá darnos fortaleza para dar
el siguiente paso o soportar hasta la llegada de la luz que nos guíe a un mejor
estar.
Como hemos de ser agradecidos, también debemos de tener la capacidad de no
exigirlo, de no pretenderlo, de no creer que otros son o están por lo que
hacemos, que con seguridad aun de ellos debemos de agradecer, el creer que
debemos de recibir agradecimientos, rompe el molde de la humildad y no permite
disfrutar del agradecimiento que damos y que en algún momento recibiremos
desinteresadamente.
Reconozcamos, por tanto Agradezcamos que en el circulo de la vida, al final
seguro seremos reconocidos.