Desde todos los tiempos, hemos visto la gran variedad de árboles y especies
vegetales que nos rodean, nos deleitan y dan frescor, ente sus troncos
caminamos apacibles o sentimos mucho respeto cuando se hacen selvas. Vemos
siempre o casi siempre su crecimiento vertical, sus ramas que como brazos van
intentado asirse de las nubes, se balancean con maravillosa flexibilidad al
pasar de los vientos, se inclinan buscando los mejores rayos de sol, adaptando
sus troncos en la búsqueda de su luz.
Selva Tropical. Yaracuy. © @amorenot Sep 2010
Igual que los arboles podemos ver las veredas y caminos, ondulantes entre
las montañas, cual cuerdas tendidas sobre los campos, adaptando sus figuras de
polvo a la geografía, para llevar finalmente los caminantes al destino.
En muchas oportunidades nuestros padres y maestros nos han dado la
instrucción de ser rectos, de no perder en ningún momento el norte y cuantas
veces nos hemos encontrado en esa vía de rectitud, con tropiezos insalvables, con esas normas de
sociedad, de familia que no nos permiten pasar por alto. La formación tradicional
se ha regido por siglos, en leyes y cánones sin variaciones al paso de los tiempos, en muchos casos sin actualizarse a los momentos actuales.
Los arboles como seres vivientes, naturales, así como los caminos reflejos
del fluir de las sociedades, no son todos rectos e iguales, sin variación, se
adaptaron, movieron sus ramas y troncos, sus rutas fueron flexibles y por eso
siguen allí.
Cada uno de nosotros debemos de estar claros de nuestro rol, de nuestras
metas, de los sueños, ese es el sentido... llegar a ellos de la mejor manera, no necesariamente
de la manera más recta o siempre de la misma forma, en fin debemos de llegar,
para lo cual nos debemos adaptar, ser flexibles antes los vientos que se nos
presentan en nuestras vidas.
La característica de las personas con resiliencia, es la de ser capaces de
seguir luchando, insistiendo, aun después de las tormentas o momentos difíciles,
que logran tener el empuje para insistir y continuar, es un ejemplo de
flexibilidad y adaptación, es el mismo fenómeno que permite a un árbol
enderezar su tronco luego de pasada la tormenta y salir erguido a buscar
nuevamente la luz del sol. Esa flexibilidad es la que debemos tener para poder
soportar con firmeza los momentos de lucha, sin ser arrancado de nuestros
ideales, para volver a la búsqueda de nuestros sueños.
En nuestra lucha diaria, tenemos que acostumbrarnos a desarrollar la
capacidad de resiliencia, dicho de forma más sencilla, la capacidad de flexibilidad
y adaptación, aprender a soportar los momentos difíciles, inclinando nuestro
nuestras actuaciones para permitir o aceptar la existencia de otras ideas,
formas o acciones, sin dejar de mantener entereza en nuestros principios y
saberlos exponer erguidos en el momento justo, sin quebrar nuestros valores,
que nos darán la fuerza para volver a levantarnos.
La capacidad de adaptación nos permite acercarnos de forma más intima a lo
que queremos, nuevamente nuestros valores no son elementos rígidos, al contrario
permiten que nuestras formas de pensar se amolden a las circunstancias, sin
perder la esencia de lo que somos. Ser adaptables nos permite también respetar
a los demás, a sus ideas y comportamientos.
Debemos de ser como el arco de un cazador... flexible pero con mucha
fuerza. Como el agua de un potente río, que se adapta al cauce, pero puede
llegar a arrastra las rocas de la montaña.
También así debemos adaptar nuestros ímpetus, nuestras energías, las que
hemos decidido tener para llegar a nuestras metas, las que han salido de
nuestro compromiso con los ideales, debemos saber cuándo ser tranquilos o
vigorosos y cuando flexibles o tensos.
La adaptación, nos permite encontrar la forma en la que mejor podremos
estar en cada momento, sin perder la esencia de lo que somos, de lo que
queremos y a dónde vamos. La adaptabilidad nos permite respetar el entorno en
cual transitamos.
La flexibilidad nos permite que los momentos difíciles pasen a nuestro
lado, como el viento a un lado del árbol. Nos permite dentro de esa
flexibilidad guardar la tensión necesaria para recuperar nuestras fuerzas y al
final llegar a nuestros sueños.
Alberto Moreno T.
Caracas 05 Septiembre de 2015